martes, 24 de julio de 2012

Colgando desde el cuarto piso


Hace casi una década esta imagen daba la vuelta al mundo.  El Rey del Pop mantuvo a su hijo de 9 meses en vilo desde una ventana del 4º piso del hotel en el que se alojaba en Berlín. 

Durante días e incluso semanas, las imágenes de esta escena se repitieron en revistas, periódicos y telediarios.  El cantante fue criticado y su capacidad como padre cuestionada.

No hubo una sola persona en su sano juicio que no considerara aquello como una acción completamente irresponsable y temeraria. Nadie, ni seguidores ni detractores, estuvo de acuerdo con esa escena.


¿Acaso Michael Jackson justificó lo que había hecho con alguna de estas frases?

“…Total fue un momentito…” 
“…es que estaba llorando…” 
"…lo hice despacito…”

Ni él lo hizo, ni nosotros le habríamos disculpado con esos pretextos.  ¿Y si en lugar de Jacko algo así lo hubiera hecho "fulano de tal"? ¿Qué habríamos hecho al observarlo?

Desde llamar a la policía, hasta hablar con la madre;  poner una denuncia en un juzgado, comentarlo en casa, comentarlo con el resto de vecinos, llamar a los medios de comunicación, etc... Y es que, una escena así no deja impasible a nadie, ¿verdad? 

“Circulando a 50 km/h y sin cinturón, el impacto con el parabrisas es equivalente a una caída desde un tercer piso”.
                 (Manual teórico para el permiso de conducir) 

Según el último estudio de la DGT, el 46% de los niños fallecidos no llevaba ningún sistema de retención.  Cada día cientos de niños se juegan la vida a manos de sus propios padres.  Todos ellos son colgados de la ventana de un cuarto piso ante la mirada impasible de toda la sociedad.  Todos lo vemos, pero no nos escandalizamos.

El riesgo de ellos es exactamente el mismo que corrió Prince Michael Jones II aquella mañana de Noviembre. Lo que sucede es que nos hemos acostumbrado a verlo y a disculparlo con frases como:

“…Total es un momentito…” 
“…es que llora…” 
“…vamos muy despacito…” 

Aquí tenéis el vídeo de aquel día.  Como podréis comprobar, el bebé estuvo expuesto durante solo dos segundos.  Dos segundos que dieron lugar a semanas de titulares. 


El propio Michael reconoció:

"Fue un error terrible… nunca pondría intencionadamente en peligro la vida de mis niños".

Mentira.  Sí lo hizo.  Y lo hizo intencionadamente;  lo que no hizo fue medir las posibles consecuencias.  Fue un acto de imprudencia, no de ignorancia. Sabía lo que hacía, pero pensó que no pasaría nada.

Ese bebé tuvo suerte. No todos los niños pueden decir lo mismo.  Lo único que diferencia a Michael del resto de padres que (de manera intencionada y deliberada) exponen a sus hijos a un riesgo innecesario, es que nuestra sociedad se ha acostumbrado a ver imágenes como esta:
 

Cuando el género humano es herido por una grave locura colectiva, por el hecho de ser común y universal no es advertida ni recibida como locura.”
(Giovanni Papini)






Si ves a un menor en un coche sin silla, dilo.  Señala a esos padres con el dedo.  Grita, patalea, escandalízate.  Ese niño está en peligro de muerte.  No te acostumbres.  No te acomodes.  Ningún padre, por el hecho de ser padre, puede arriesgar la vida de sus hijos deliberadamente.  Son sus progenitores, no sus dueños.  No les dejes.  No mires hacia otro lado.  Puede que la vida de ese niño dependa de que tu reacciones.  Revélate ante algo tan ruín y temerario.  Indígnate como lo hizo el mundo entero hace 10 años cuando, durante dos seguindos, un bebé de 9 meses fué expuesto a un peligro innecesario.  Haz algo, lo que sea, pero por favor...no le des la razón al escritor francés Tristan Bernard cuando afirmó:

Dos cosas me admiran: la inteligencia de las bestias y la bestialidad de los hombres.

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