Cuando miramos en la televisión o en la prensa las imágenes de un accidente de coche, solo vemos el
resultado final sobre el coche. Lo que de esas imágenes nunca se deduce
es que en ese accidente no se ha producido un único impacto, sino tres:
Impacto número 1:
El del vehículo contra el obstáculo.
Impacto número 2: El
del ocupante contra el sistema (de retención o de seguridad) que evita que
salga despedido hacia el exterior.
Impacto número 3: El
de los órganos internos contra la estructura ósea del ocupante. ¿Lo sabías?
Imaginemos que vamos
viajando en nuestro coche, pinchamos una rueda delantera, perdemos el control
de la dirección y nos salimos de la carretera colisionando contra un muro de
hormigón.
En el coche viajamos 4
pasajeros: dos adultos (conductor
y copiloto), una adolescente y un niño de 3 añitos (y 15 kilos) en las plazas
traseras.
Todos vamos sujetos con
los Sistemas de Retención acordes a nuestra edad, talla y peso. Además, el coche también está dotado de los
Sistemas de Seguridad Pasiva correspondientes: airbags frontales, laterales, cinturón de seguridad y
anclajes Isofix.
Estas han sido las
consecuencias sobre los ocupantes:
- El conductor ha sufrido quemaduras de
diversa consideración en la cara, latigazo cervical y fractura en una costilla
flotante.
- El copiloto (nosotros) hemos sufrido
rotura de tabique nasal, esguince cervical y daños severos en uno de los dos
pechos porque somos una mujer.
- La adolescente ha
sufrido un traumatismo craneo-encefálico leve.
- Las lesiones del pequeño
de 3 añitos están por determinar aún. Éstas dependerán de vosotros, ya que seréis los
encargados de elegir en qué sistema le vais a colocar. Nosotros lo único que
haremos será lo mismo que hemos venido haciendo hasta ahora:
Poner al alcance de
vuestra mano toda la información (precisa, amplia y correcta) que necesitéis
para tomar esa decisión con conocimiento de causa. ¿De acuerdo?
Sigamos.
En cualquier accidente cuyos
pasajeros viajen de frente a la marcha, siempre se desencadenan 3 impactos, así
que en este caso no sería diferente:
Impacto número 1: el
del coche contra el obstáculo
La
carrocería delantera del coche comenzará a deformarse de manera estratégica,
absorbiendo así buena parte de la energía para que llegue debilitada a nosotros
(los ocupantes).
Solo cuando el coche está
detenido por completo y la carrocería ha llegado a su punto máximo de
deformación, es cuando empieza el siguiente impacto.
Impacto número 2: el del ocupante con el Sistema de
Retención
Con el coche parado y la
carrocería arrugada por completo, nuestro cuerpo acelera bruscamente por la
inercia y es detenido de manera inmediata por un Sistema de Retención.
La aceleración es la clave
de todo. Cuanto mayor es la aceleración, más daño hará sobre nuestro
cuerpo el sistema que nos retenga, salvo que éste haya sido diseñado para
hacernos el menor daño posible (absorbiendo buena parte de esa energía o
repartiéndola por aquellas zonas de nuestro cuerpo que pueden soportarla
mejor).
El final del segundo
impacto marca el principio del impacto nª 3.
Impacto número 3: El de los órganos internos contra la
estructura ósea.
Una vez que nuestro cuerpo se ha detenido por completo gracias al sistema de retención, lo que empiezan a acelerar son los órganos internos que chocarán contra nuestro esqueleto.
En el caso del accidente
al que hemos hecho referencia, este tercer impacto ha sido imperceptible, pues
de haber sido importante, ninguno habríamos sobrevivido. ¿Qué es lo que nos ha protegido? Dos sistemas de Seguridad
Pasiva que han resultado ser de gran eficacia: el airbag frontal y el cinturón de seguridad.
Muchos creen
(equivocadamente) que el airbag es
un dispositivo de aire diseñado para estampar la cabeza contra El y evitar el
impacto directo contra el salpicadero. Eso no es cierto. El airbag
es una bolsa de aire con dos funciones muy claras:
Mientras que el pasajero
está acelerando bruscamente, el airbag se encarga de desinflarse para
decelerarlo progresivamente, evitando así el desplazamiento brusco de los
órganos internos.
2.- Evitar una
lesión cervical mortal:
Como consecuencia de la
deceleración brusca la cabeza se inclina hacia delante y hacia abajo de manera
descontrolada, pudiendo llegar a tocar la barbilla con la parte baja del cuello.
El riesgo de fractura de cuello en esos casos es muy alto. El airbag impide ese movimiento de la
cabeza protegiendo el cuello de ese estiramiento tan brutal.
Si el objetivo de un Sistema
de Seguridad Pasiva fuera que nuestra cabeza golpeara contra algo blandito, no
haría falta un airbag que explotase en nuestra cara (algo que no hace "delicadamente" ni es agradable en absoluto); bastaría
con fabricar el salpicadero y el volante de gel o de goma...¿o no? En ese caso, el impacto número 2 tal vez sería más llevadero, si…pero el impacto nº3 sería mucho más brusco porque no
habría una deceleración previa (o esta sería mínima), así que los órganos internos acelerarían contra
el esqueleto a una velocidad muy superior.
Lo mismo sucede con el cinturón de seguridad. Muchos
creen que el objetivo es simplemente sujetar a pasajero para evitar que salga despedido.
No es cierto. Este dispositivo al igual que sucede con el airbag tiene tres funciones muy
bien diferenciadas:
1.- Repartir la
energía:
El cinturón de seguridad
se encarga de repartir la presión de la deceleración brusca entre aquellas
zonas del cuerpo que pueden soportarlas (clavícula y pélvis)
2.- Controlar el movimiento del cuerpo:
También será el encargado
de evitar el deslizamiento hacia delante y hacia abajo del cuerpo (efecto
submarino) ya que esta es la segunda causa más importante de fallecimiento por
accidente de tráfico. Para que
pueda hacer bien su función, ha de estar perfectamente colocado.
3.- Retrasar el proceso de deceleración
brusca:
El cinturón se bloquea
gracias al pre-tensor en el momento del impacto, pero se estira de manera
controlada para que la deceleración sea menos severa. Si no tuviera ese
componente de elasticidad, el cuerpo se movería mucho menos, pero los órganos
internos acelerarían contra el esqueleto a mayor velocidad.
Todos estos sistemas han
hecho su parte del trabajo, que no es otra que absorber y repartir la energía
para minimizar las consecuencias de los impactos nº 2 y 3, no obstante,
los ocupantes hemos sufrido lesiones nada despreciables y quizá os estéis
preguntando porqué.
La respuesta a esa pregunta la encontraréis en lo que en Re-tenSión hemos denominado como “El Peaje de Seguridad”, que es el precio que nuestro cuerpo tiene que pagar por viajar de frente y ser retenido con un Sistema de Seguridad Pasiva. Te salva la vida, si...pero eso no es gratis, ¿eh?
La respuesta a esa pregunta la encontraréis en lo que en Re-tenSión hemos denominado como “El Peaje de Seguridad”, que es el precio que nuestro cuerpo tiene que pagar por viajar de frente y ser retenido con un Sistema de Seguridad Pasiva. Te salva la vida, si...pero eso no es gratis, ¿eh?
Sin embargo, ninguno (excepto el piloto) habríamos sufrido esas lesiones si hubiésemos viajado con los asientos orientados hacia atrás (y con el reposa-cabezas bien colocado, claro). ¿Os lo habíais planteado? Ese es el único supuesto en el que "El peaje de Seguridad" es gratuíto.
Con el asiento girado, el airbag no
tiene sentido porque son el respaldo y el resposa-cabezas los encargados de sujetarnos y de absorber esa aceleración/deceleración. Nosotros solo seguiríamos apoyados sobre él.
El cinturón de seguridad tampoco nos haría daño; de hecho su papel sería meramente secundario por el mismo motivo. Al ser el asiento el que nos sujeta, el cinturón solo se encargaría de retenernos cuando la energía del impacto ya se ha consumido por completo, es decir, en el movimiento de retroceso, en el que la aceleración es prácticamente nula.
Dicho esto, volvamos al lugar y momento del accidente. Había un pasajero cuyas lesiones están
por determinar porque aún no hemos decidido en qué silla viajaba. ¿Recordáis?
Imaginad que el morro del coche acaba de deformarse del todo y que en ese mismo instante (entre el final del impacto nº 1 y el principio
del impacto nº 2) tuviésemos la posibilidad de detener el tiempo por completo y
decidir en qué sistema vamos a colocar a nuestro pequeño de 3 años (y 15 kilos).
Contáis
exactamente con 15 minutos de "tiempo inexistente" para elegir su sillita, instalarla y colocar a vuestro pequeño antes de que el tiempo real (y el
accidente) se vuelvan a poner en marcha…
¿Cuál de las siguientes opciones (todas ellas homologadas para un niño de 15 kilos) elegiríais? Pulsando sobre ellas accederéis al crash test.
¿Creéis que estamos
divagando mucho? ¿Acaso pensáis
que es imposible disponer de 15 minutos de "tiempo inexistente" para elegir el sistema más eficaz? Tal vez estéis en lo cierto, pero solo en parte.
Nadie puede detener el tiempo en caso de accidente. Ojalá...por ese motivo, esos 15 minutos de "tiempo inexistente” (que son los que acabáis de invertir en leer este artículo) tenemos que empezar a utilizarlos en este mismo instante. Ahora o nunca, chic@s...
...Tres, Dos, Uno...¡¡TIEMPO!!
Hasta la próxima entrada
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