Cuando se habla de la seguridad de una silla de espaldas a la marcha, siempre sale a colación la misma cuestión: ¿Qué sucede si el impacto, en lugar de ser frontal, es trasero? ¿Acaso no es igualmente peligroso? Rotúndamente no, pero veamos por qué:
Si las lesiones producidas tras un impacto no son por aplastamiento o intrusión, solo pueden deberse a la inercia que llevaban los ocupantes del coche en esa colisión, pero ¿qué es la inercia?
La inercia es la resistencia que presenta un cuerpo a modificar su velocidad.
Un automóvil no es otra cosa que un objeto capaz de aumentar y disminuir la inercia de sus ocupantes en poco tiempo, pero son la velocidad y distancia de frenada antes del impacto los que marcan la diferencia: No es lo mismo frenar en seco a 60 km/h contra un obstáculo, que frenar en seco a 60 km/h en una recta sin obstáculos, pues el coche recorrerá la distancia necesaria para reducir su velocidad a 0 sin que los pasajeros lo notemos.
De manera que, en realidad, las lesiones derivadas de un impacto dependen de dos factores: la velocidad a la que se produce el impacto, y la distancia recorrida por el coche desde que pisamos el freno, hasta que éste se detiene por completo. La velocidad y la distancia de frenada determinan la aceleración que experimentan los ocupantes del vehículo, siendo ésta la responsable de que los pasajeros soporten una mayor o menor carga de inercia sobre su cuerpo. A mayor velocidad y menor distancia de frenada, mayor será su inercia y por tanto mayores serán las lesiones derivadas.
Cuanto más frágil es el pasajero, menor es su capacidad para soportar su propia inercia y menor será la velocidad necesaria para ocasionar lesiones graves o mortales. Lo mismo sucede con la distancia de frenada; un bebé necesita una distancia de frenada mayor para minimizar el riesgo de lesiones.
Por ese motivo, un simple frenazo a 20 km/h que a un adulto apenas le afecta, puede condenar a un bebé que vaya sentado en una silla de frente a una lesión irreversible o incluso mortal, porque ni su cerebro puede asumir el choque interno contra el cráneo; ni el cuello podrá retener el peso de la cabeza (que aumentado por la inercia puede alcanzar los 30 o 40 kilos), ni el torax podrá soportar la presión ejercida por el arnés o el escudo, lesionando inevitablemente los órganos internos que se encuentran detrás.
De manera que, en realidad, las lesiones derivadas de un impacto dependen de dos factores: la velocidad a la que se produce el impacto, y la distancia recorrida por el coche desde que pisamos el freno, hasta que éste se detiene por completo. La velocidad y la distancia de frenada determinan la aceleración que experimentan los ocupantes del vehículo, siendo ésta la responsable de que los pasajeros soporten una mayor o menor carga de inercia sobre su cuerpo. A mayor velocidad y menor distancia de frenada, mayor será su inercia y por tanto mayores serán las lesiones derivadas.
Cuanto más frágil es el pasajero, menor es su capacidad para soportar su propia inercia y menor será la velocidad necesaria para ocasionar lesiones graves o mortales. Lo mismo sucede con la distancia de frenada; un bebé necesita una distancia de frenada mayor para minimizar el riesgo de lesiones.
Por ese motivo, un simple frenazo a 20 km/h que a un adulto apenas le afecta, puede condenar a un bebé que vaya sentado en una silla de frente a una lesión irreversible o incluso mortal, porque ni su cerebro puede asumir el choque interno contra el cráneo; ni el cuello podrá retener el peso de la cabeza (que aumentado por la inercia puede alcanzar los 30 o 40 kilos), ni el torax podrá soportar la presión ejercida por el arnés o el escudo, lesionando inevitablemente los órganos internos que se encuentran detrás.
En esas condiciones de fragilidad, la única manera de protegerle es colocándole de espaldas a la marcha. A estas alturas del blog, parece que esto lo tenemos todos bastante claro, pero ahora viene la pregunta del millón:
¿qué ocurre si el impacto es trasero?
En este caso, las consecuencias también son mucho más leves a pesar de que el niño vaya colocado en una sillita de espaldas a la marcha por los siguientes motivos:
1.- La mayoría de colisiones traseras, se producen bien con un vehículo parado, y el que impacta circulando a baja velocidad, o bien con dos vehículos circulando en el mismo sentido, y por tanto a velocidades no muy diferentes. En ambos casos, la aceleración que sufren los ocupantes del coche es mucho menor en magnitud a la que resulta de un impacto frontal. A menor aceleración, menor carga de inercia sobre el ocupante.
3.- La silla de espaldas se encuentra en la zona central del coche. Toda la energía descargada por el otro vehículo sobre el nuestro se va consumiendo progresivamente en la deformación que sufre la parte trasera del coche, llegando al niño en un estado mucho más asumible para él.
Que nadie lo dude. Una silla de espaldas es siempre la opción más segura en impactos frontales y traseros.
En primer lugar, los choques por alcance en ciudad, producen más muertos que los frontales en España según datos de la DGT.
ResponderEliminarEn segundo lugar, los coches no tienen estructuras de deformación y protección de impactos traseros al nivel las situadas en el frontal del vehículo, con lo que un choque menor, produce más daños.
En tercer lugar, los choques por alcance pueden producirse a velocidades bastante elevadas y de hecho como publica la DGT, hay muertos por estos motivos.
Lo que te mata en un accidente es la aceleración ó deceleración, aparte de que como comentan, un elemento del coche nos aplaste o intrusione en nuestro cuerpo. La inercia en sí misma, no tiene ningún efecto, sin la aceleración que se produce para vender esa inercia o tendencia de un cuerpo de permanecer en estado de reposo o movimiento. Bien, la aceleración (positiva o negativa) se puede por tanto presentar en ambos tipos de choque, frontal, o trasero. Cuando hay un accidente, realmente hay tres impactos. El vehículo contra el objeto, el cuerpo contra el coche (cinturón, airbag, carrocería, sillita...) y por último el de los órganos de nuestro cuerpo contra la cavidad que los contiene, que puede provocar lesiones graves, desgarros, hemorragias internas...
En el caso de un choque frontal, la deceleración será negativa, en el caso de un impacto trasero, positiva, pero en ambos casos, el funcionamiento de la dinámica del accidente, es igual.
No quieran pues, disminuir la importancia real de éstos accidentes y con ello reducir la carencia de éstos sistemas de retención infantil que promocionan.
Hola:
ResponderEliminarEn la página 54 del siguiente informe
http://dgt.es/was6/portal/contenidos/es/seguridad_vial/estadistica/publicaciones/anuario_estadistico/anuario_estadistico014.pdf
se especifican el número de accidentes frontales (que resultan de sumar los impactos frontales puros y los frontolaterales) en un total de 20.386, de los cuales resultaron víctimas mortales 708 personas. También especifican que los impactos por alcance en ese mismo período fueron 15.074 de los cuales resultaron víctimas mortales 124. La cifra de sinistralidad es considerablemente más baja en impactos traseros que en impactos frontales.
Por otro lado, de estos 124 fallecidos, no se especifica cuáles viajaban en el vehiculo impactado y cuantos viajaban en el vehiculo que golpea por detrás, por lo que no se puede determinar que todas estas víctimas hayan resultado fallecidas por haber sufrido un impacto trasero.
Con respecto a los coches, toda la carrocería está estudiada para desprender piezas y deformarse (de manera controlada), pues gracias a esto, la energía del choque se va consumiendo para que llegue a los pasajeros mucho más debilitada:
http://www.dgt.es/revista/archivo/pdf/num144-Dossier%20I-VIII.pdf
Respecto a la aceleración, efectivamente es el factor a tener en cuenta a la hora de valorar el riesgo. A mayor aceleración, mayor riesgo potencial para los ocupantes, porque mayor será la fuerza que se ejerce sobre ellos.
Y de ahí la explicación del resultado que presenta el informe citado de DGT: es mucho más lesivo un impacto frontal porque estadísticamente en los alcances las aceleraciones son notablemente menores que en los impactos frontales. Siendo más precisos: los ocupantes del vehículo alcanzado sufren una aceleración menor en magnitud que la deceleración que sufren los ocupantes del coche que impacta frontalmente.
Nosotros no decimos que no se produzcan fallecimientos en impactos traseros. Decimos que la probabilidad es más baja que en impactos frontales y afirmamos además que un impacto trasero no revierte la misma gravedad para el niño (aunque esté posicionado en una silla de espaldas) que un impacto frontal cuando el niño está posicionado en una silla de frente.
Los motivos que tenemos para hacer esta afirmación están perfectamente especificados en esta entrada en la que, además, hemos incluído una historia real de impacto a gran velocidad en autopista en el que los tres niños que viajaban de espaldas salieron ilesos.
Pero además esto se ve corroborado por los resultados de mortalidad y morbilidad que obtienen países en los que la generalidad de los niños de pocos años viaja de espaldas en el coche, como en Suecia. Sus estadísticas en ese sentido son envidiables. Y sus coches tienen golpes frontales, frontolaterales, y alcances... como los nuestros.
Por último, en este blog no se están promocionando ningún modelo o marca de sillitas de automóvil de ningún tipo. Se está hablando de seguridad en su sentido más amplio y desde muchos puntos de vista. Es cierto que está haciendo especial hincapié en que el niño que viaja de espaldas tiene una probabilidad mayor de sobrevivir sin lesiones permanentes o secuelas tanto en impactos frontales como en traseros. Por que, repetimos, esta es una cuestión de seguridad general que todos los usuarios deberían conocer.
Un saludo y gracias por leernos!
Fantástica página.
ResponderEliminarSólo añadir una recomendación. Cuando estemos parados en ciudad, freno pisado.
Si oímos un frenazo por detrás, y vemos que se va a producir de forma inminente un impacto por alcance (nos van a dar), freno a fondo.
Existe la creencia errónea de hacer justo lo contrario (soltar el pie, para que así el coche avance de forma libre tras el impacto). Es erróneo, porque aumenta la aceleración.
Lo correcto es aplicar el freno a fondo para intentar que el coche se quede lo más quieto posible durante el impacto.
Obviamente, si se nos viene encima un trailer, sólo queda rezar.... o si somos prudentes hasta el infinito, aplicar la conducción defensiva, y ante cualquier parada, dejar 20 metros frente al coche delantero, por si alguien se nos acerca sin frenos, tener espacio de huida (pero si todos hicieramos eso en ciudad, se imposibilitaría la circulación).
Gracias por el consejo... tiene toda la lógica del mundo pero, como dice, existe la tendencia a hacer lo contrario.
EliminarSumando la sapiencia de sus creadores con los comentarios maravillosos de quienes participan... este blog merece un monumento!
No sé si nunca tendrá la recompensa que merece. Yo haré difusión al máximo: un padre informado implica un niño (o dos o tres) más seguro en la carretera...
HOLA
ResponderEliminarMI Muejer tuvo un accidente trasero. estaba parada en un rotonda cuando un coche por detrás la arrollo. mi pregunta es ¿las sillas de lo niños se deberían cambiar son dos sillas con isofix una con espaldar normal?
Hola Juan Carlos,
Eliminaren general, la recomendación es cambiar los SRI después de un accidente que haya implicado daños relevantes en el coche. Las sillas se ven sometidas a tracciones intensas, aunque puedan ser demasiado breves en el tiempo como para provocarles daños visibles. Sería importante en cualquier caso, contactar con el fabricante de los dispositivos, porque la conveniencia del cambio depende del accidente en cuestión.
Esperamos que tu mujer y tus hijos se encuentren bien, y que ninguno de ellos hayan sufrido daños o molestias debidas al impacto.
Un saludo y gracias por leernos.