Rachel y su familia. Foto: CarSeatNanny |
Encontraron una retención en la autopista, de modo que frenaron lentamente hasta parar por completo. Desafortunadamente el conductor del trailer que circulaba tras ellos no tuvo tiempo suficiente, dio un volantazo para evitar impactar con el coche de Rachel, pero el giro propulsó el remolque contra la trasera del coche, golpeándolo a una velocidad estimada de unos 80km/h.
Este es el estado en el que quedó el Toyota de la familia... es impresionante.
Fijaos en el reposacabezas que sobresale por la luna trasera del coche, en la foto de la derecha. Es la plaza central de la tercera fila de asientos. El niño de dos años y medio viajaba sentado en esa fila, en el lado del conductor... en la esquina que quedó completamente deformada. Fue el único miembro de la familia que salió herido del accidente, con algunos cortes en la frente que requirieron puntos de sutura. Los médicos no podían creer que un niño de dos años sentado en esa plaza hubiera salido siquiera con vida... y el pequeño salió andando y ¡diciéndole a su madre que no quería una tirita!
Ese niño, al igual que sus hermanos, viajaba en una silla a contra marcha. Y eso, posiblemente, le salvó la vida a él, y evitó lesiones a los otros dos niños, en un impacto trasero y a gran velocidad.
Rachel no es ningún Técnico en Seguridad en el Automóvil, es una mamá que buscaba llevar seguros a sus hijos en el coche. Sabía que llevarlos de espaldas es mejor, y sabía como instalar adecuadamente sus sillas, y cómo sentar a sus hijos correctamente en ellas. Y todo eso, les salvó la vida.
Gracias, Rachel, por compartir tu historia, una constatación más de que no importa si el impacto es frontal o es trasero:
De espaldas, siempre, es más seguro
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