miércoles, 1 de agosto de 2012

Historias de Vida (I): la historia de Rachel

Desde aquí queremos compartir con vosotros historias reales, algunas con finales felices (otras desgraciadamente no), historias en las que la silla de auto desempeñó un papel crucial tanto para bien... o para mal. La vida real. La constatación de que la elección de una buena silla, una silla adecuada tanto para su ocupante como para el coche en el que se instala, y una silla que se instala correctamente, es un seguro de vida para nuestros niños.

Rachel y su familia. Foto: CarSeatNanny
En esta ocasión os traemos la historia que vivió Rachel, junto con su marido y sus tres hijos. Una experiencia que hoy, gracias a las decisiones de Rachel sobre cómo llevar a sus hijos en el coche, contarán afortunadamente como una anécdota desagradable, y nada más. Pudo haber sido mucho peor.

La familia completa viajaba en su coche, los padres en los asientos delanteros y los tres niños sentados en sillas de espaldas a la marcha. En la fila del medio del coche iba el más pequeño, de 13 meses, mientras que los dos mayores (2 y 3 años y medio) estaban sentados en la última fila. 

Encontraron una retención en la autopista, de modo que frenaron lentamente hasta parar por completo. Desafortunadamente el conductor del trailer que circulaba tras ellos no tuvo tiempo suficiente, dio un volantazo para evitar impactar con el coche de Rachel, pero el giro propulsó el remolque contra la trasera del coche, golpeándolo a una velocidad estimada de unos 80km/h.

Este es el estado en el que quedó el Toyota de la familia... es impresionante.


Fijaos en el reposacabezas que sobresale por la luna trasera del coche, en la foto de la derecha. Es la plaza central de la tercera fila de asientos. El niño de dos años y medio viajaba sentado en esa fila, en el lado del conductor... en la esquina que quedó completamente deformada. Fue el único miembro de la familia que salió herido del accidente, con algunos cortes en la frente que requirieron puntos de sutura. Los médicos no podían creer que un niño de dos años sentado en esa plaza hubiera salido siquiera con vida... y el pequeño salió andando y ¡diciéndole a su madre que no quería una tirita!

Ese niño, al igual que sus hermanos, viajaba en una silla a contra marcha. Y eso, posiblemente, le salvó la vida a él, y evitó lesiones a los otros dos niños, en un impacto trasero y a gran velocidad.

Rachel no es ningún Técnico en Seguridad en el Automóvil, es una mamá que buscaba llevar seguros a sus hijos en el coche. Sabía que llevarlos de espaldas es mejor, y sabía como instalar adecuadamente sus sillas, y cómo sentar a sus hijos correctamente en ellas. Y todo eso, les salvó la vida. 

Gracias, Rachel, por compartir tu historia, una constatación más de que no importa si el impacto es frontal o es trasero:

De espaldas, siempre, es más seguro


Fuente: CarSeatNanny

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