Anualmente se publican los informes europeos sobre Sillitas Infantiles hechos por Clubes Automovilistas que valoran distintos modelos otorgándoles una calificación que va desde “Muy Insatisfactorio” hasta “Muy Satisfactorio”.
Un cuadro de 20 millones de euros es una obra de arte que de vez en cuando se traslada de un museo a otro. Una joya así necesita ser transportada bajo rigurosas medidas de seguridad. ¿Que ocurriría si, durante el viaje, una parte pequeña de la pintura se desprendiera?
Para el transportista quizá ese hubiera sido un resultado
“Muy Satisfactorio” , pues desde su punto de vista, el desperfecto es mínimo teniendo en cuenta los golpes que se ha llevado durante su traslado.
Sin embargo, para el propietario ese resultado es “Muy Insatisfactorio”. No admite un solo rasguño porque no ha escatimado en precio ni medios para que el cuadro llegara en perfecto estado; por eso, antes de elegir el sistema de embalaje, consultó informes de expertos para evitar un posible error. Y en base a éstos concluyó que con ese sistema su tesoro llegaría a destino ileso. Sin embargo, no ha sido así en absoluto, ¿verdad?
Con las sillas de auto y los informes, ocurre algo muy parecido. Las sillas son testadas por "otros" que emiten un veredicto sobre el Sistema de Retención que protegerá a nuestros pequeños tesoros. Para ello, colocan un dummie en cada silla y lo someten a una prueba de impacto frontal y otra lateral.
¿En qué se parecen un dummie y un niño? En la forma y el tamaño. Nada mas. El dummie es un muñeco que está hecho de goma y acero. No tiene cerebro, espina dorsal, tórax ni órganos internos y por tanto, nunca podrá darnos un parte de potenciales lesiones (y menos aún medir el grado de satisfacción de las mismas).
Precisamente por la delicadeza de todo esto, las autoridades recomiendan una y otra vez llevar a los niños de espaldas a la marcha. Puesto que no pueden determinar el tipo de lesión y su gravedad tras un impacto, solo podrán recomendarnos aquel sistema en el que dicha lesión no se produzca. Esto solo es posible en una silla instalada al sentido inverso de la marcha:
“Los niños deberán viajar en sentido contrario a la marcha el mayor tiempo posible (hasta los 4 años si su estatura lo permite)”
(Dirección General de Tráfico)
Si no existe golpe en la cabeza, no se desencadenará una lesión neuronal. Si no se ejerce ningún tipo de presión sobre el tórax, no se dañarán los órganos internos que hay debajo. Si el cuello no se dobla ni se estira, no habrá que preocuparse por una lesión medular.
Lesión cero. Ese debe ser el objetivo de una silla que aspire a ser considerada como un sistema de seguridad "Satisfactorio". Los terminos medios nunca lo son; no cuando nuestros hijos tienen que vivir el resto de su vida con unos daños irreversibles. Solo una silla colocada de espaldas puede aspirar a la lesión cero; cualquier otra opción implica aumentar (en la medida que sea) el riesgo de que el niño sufra lesiones y eso jamás podrá ser "Satisfactorio" ni "Aceptable". Jamás. Quizá lo sea para un muñeco sin vida de goma y acero, pero nunca para un niño y menos aún si "ese niño" es nuestro hijo.
Lesión cero. Ese debe ser el objetivo de una silla que aspire a ser considerada como un sistema de seguridad "Satisfactorio". Los terminos medios nunca lo son; no cuando nuestros hijos tienen que vivir el resto de su vida con unos daños irreversibles. Solo una silla colocada de espaldas puede aspirar a la lesión cero; cualquier otra opción implica aumentar (en la medida que sea) el riesgo de que el niño sufra lesiones y eso jamás podrá ser "Satisfactorio" ni "Aceptable". Jamás. Quizá lo sea para un muñeco sin vida de goma y acero, pero nunca para un niño y menos aún si "ese niño" es nuestro hijo.
En estos informes, sillitas de frente, han sido durante años valoradas como “Satisfactorias” y sillitas que se instalan de espaldas, como “Insatisfactorias” ¿por qué? Una explicación razonable podría ser que los datos que arrojan esos informes no son objetivos, sino que se basan en opiniones. ¿Qué quiere esto decir? Aquí te lo contamos.
Para leer más sobre los Informes:
El Informe (II): Falsos Titulares
El Informe (IV): ¿Pollo o gominolas?
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