Del
mismo modo que un niño debe viajar sujeto a una sillita, cualquier
motorista está obligado a circular con la cabeza cubierta. Sin embargo,
viajar sujeto a una silla o ir en moto con la cabeza cubierta no garantiza
una seguridad, pues si así fuera, bastaría con cubrirse la cabeza con un orinal y con transportar a nuestro bebé metido dentro de una cacerola,
¿verdad?.
Por ese
motivo, se crearon las normativas de homologación, que no tienen otra finalidad
que establecer, por ejemplo, los requisitos mínimos que han de cumplir un casco
de moto o una sillita infantil.
¿Podemos asegurar que un casco de 20 euros comprado en una gran superficie ofrece la misma seguridad que el casco de Fernando Alonso? No. Lo único que podemos asegurar es que ambos cumplen la misma normativa de
homologación.
Un producto
obligatorio por ley debe de estar al alcance de todos los ciudadanos; ser pobre no nos exime a ninguno de cumplir la ley, por eso, los requisitos de homologación no pueden ser
exigentes.
Sin embargo,
la ley no obliga al motorista a comprarse un casco como el de Fernando Alonso, ni a equiparse
además con rodilleras, coderas, espalderas y botas ¿A que no?. ¿Alguien
criticaría a un motorista por comprarse un casco mejor o una cazadora con
espalderas? No. Los adultos somos así. Nuestra seguridad
nos importa. No la cuestionamos ni criticamos al que se protege
mejor.
Con las
sillas de auto para niños ocurre exactamente lo mismo… pero al revés. Todos
pensamos que las sillitas son todas muy seguras y nos extrañamos cuando otro
decide invertir más dinero. Nos cuesta un verdadero esfuerzo
comprender que una silla de 450 euros pueda mejorar la seguridad de una de 80
porque, “total… si están homologadas, será porque son seguras, si no, no se podrían homologar”.
La diferencia
entre un orinal y un casco homologado es mínima: la tela interior y
el cierre para sujetarlo. La diferencia entre una cacerola y una
silla de homologada también lo es: la tela, las ranuras para pasar
los cinturones de seguridad y el arnés.
¿Sorprendidos? Por
si no lo sabéis, desde el punto de vista de una normativa, la vida de un niño no vale más que la de un
motorista: ambos son
proyectiles. Las leyes están para proteger a los ciudadanos, no para salvarnos
la vida, y esto es un hecho:
Un casco
homologado protegerá nuestra cabeza de un golpe directo contra el suelo, pero
solo un buen casco nos podría salvar la vida. Una silla
homologada protegerá al niño evitando el peor de los escenarios: que salga despedido; pero solo
una buena silla le podría salvar la vida, reduciendo las lesiones derivadas de esa retención, en número y gravedad.
En lo que a
seguridad se refiere, normalmente cuando las cosas tienen un precio, este está justificado. Más adelante os explicaremos a identificar las diferencias entre unos dispositivos y otros.
Leer esto me produce MUCHO MIEDO, teniendo en cuenta que cuando vas a comprar una silla, los mismos vendedores te dicen que el dinero no hace que sea mejor, que te lleves esa que estás mirando y que tal y que cuál, como madre, preguntas si es la más adecuada y te dicen que si. Estoy decepcionada.
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